- En el país, la leucemia linfoide es el tipo de cáncer que genera mayor porcentaje de mortalidad en niños menores de 15 años.
Cada 15 de febrero se conmemora el “Día Internacional de la Lucha contra el Cáncer Infantil”, cuyo objetivo sensibilizar y concienciar sobre la necesidad de que todos los niños tengan acceso a un diagnóstico y tratamiento preciso.
De acuerdo a datos oficiales proporcionados por el Departamento de Vigilancia e Información, Análisis, Investigación y Difusión de la Epidemiología de las Enfermedades No Transmisibles, en Paraguay, las primeras causas de defunciones en niñas y niños menores de 15 años se da en mayor porcentaje por la leucemia linfoide. En el 35% de los casos, esta enfermedad segó la vida de niñas y un 29% causante de la muerte de varones de esta franja. En segundo lugar, se ubica el cáncer encéfalo, seguido del cáncer de hueso, entre los cánceres más frecuentes en niños.
El cáncer infantil se diferencia del cáncer de adultos en las causas; las del cáncer pediátrico no son conocidas, mientras que las del cáncer en la adultez sí suelen ir condicionadas por una serie de factores de riesgo.
Cabe destacar que, el diagnóstico temprano del cáncer puede marcar la diferencia en su pronóstico. En los niños, el cáncer es en una enfermedad poco común, pero altamente curable con detección temprana en la mayoría de los casos.
La detección temprana y el correcto manejo del cáncer logran mejorar el pronóstico del niño y disminuir los índices de mortalidad.
Estos son los síntomas y señales de alerta para la detección temprana del cáncer infantil:
- Palidez, moretones o sangrados, dolores de huesos en general.
- Bulto o hinchazón en alguna parte del cuerpo, especialmente si no hay dolor, fiebre o algunas otras señales de infección.
- Pérdida de peso.
- Fiebre inexplicable.
- Tos persistente o dificultad para respirar.
- Sudoración nocturna.
- Cambios en los ojos: pupila blanca, aparición de estrabismo, pérdida de la visión, moretones o hinchazón alrededor de los ojos.
- Hinchazón abdominal.
- Dolores de cabeza que pueden ser severos o inusualmente persistentes.
- Vómitos por la mañana o empeoramiento con el paso de los días.
- Dolor de extremidades o huesos, hinchazón sin traumas ni señales de infección.
- Cansancio, letargo y cambios en el comportamiento, tales como volverse retraído.
- Mareos, pérdida del equilibrio o coordinación.