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Obesidad, una condición crónica que da paso a otras enfermedades

08/10/2019

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  • Asociada al mayor porcentaje de muertes prematuras y discapacidad en la edad adulta.
  • En la actualidad, la obesidad está afectando incluso a los niños.
  • La buena noticia, la obesidad es reversible con hábitos saludables.

La obesidad se define como el exceso de grasa corporal total en relación con el peso corporal. Es una condición crónica, no transmisible, que genera al mismo tiempo otras enfermedades. El exceso de peso está afectando incluso a los niños. A nivel mundial, el 10% de los escolares presenta exceso de grasa corporal.

Datos oficiales refieren que, en Paraguay, 2 de cada 3 adultos presentan algún grado de sobrepeso u obesidad, y 1 de cada 3 niños en edad escolar registra esta condición.

Es importante entender que la lucha contra la obesidad es una cuestión de salud y no de estética. Este 11 de octubre se recordará el Día Nacional de Lucha contra la Obesidad”, bajo el eslogan: “Cambiemos hábitos por un futuro saludable”, que apunta a prevenir la obesidad desde etapas tempranas.

La obesidad es una enfermedad que provoca en la niñez daño al organismo y se constituye un factor de riesgo para enfermedades crónicas no transmisibles en la vida adulta, que pueden aparecer incluso a edades más tempranas, dando lugar a la hipertensión, diabetes, enfermedades respiratorias y varios tipos de cáncer. La obesidad infantil se asocia asimismo con una mayor probabilidad de muerte prematura y discapacidad en la edad adulta.

Cuidado con el ambiente obesogénico

Cada aspecto del entorno en que los niños se conciben, nacen y crecen, logra agravar sus riesgos de padecer sobrepeso u obesidad.

Desde el embarazo, la madre puede generar un ambiente obesogénico para el niño que se está gestando; algunos de los factores que influyen durante la gestación son la obesidad o sobrepeso previo al embarazo de la madre, la diabetes gestacional (una forma de diabetes que se presenta en el embarazo) que puede dar lugar a un mayor peso al nacer y aumentar el riesgo de obesidad en el futuro, el sedentarismo y el escaso consumo de frutas y verduras.

Uno de los principales factores que previene la obesidad infantil es la lactancia materna exclusiva durante los primeros 6 meses de vida del niño; luego la elección de alimentos saludables para los lactantes y los niños pequeños es crucial por cuanto las preferencias de alimentación se establecen tempranamente en la vida. La alimentación del lactante con alimentos hipercalóricos con altos contenidos de grasa, azúcar y sal es uno de los principales factores que propician la obesidad infantil. Se deben evitar las bebidas azucaradas (gaseosas, jugos envasados), productos procesados y ultraprocesados (galletitas, barritas de cereal, cereales en cartón, snacks envasados).

En las últimas décadas, la gran disponibilidad de alimentos de alta densidad energética, la globalización en los mercados, los cambios en la accesibilidad a los alimentos, la tendencia a aumentos progresivo del tamaño de las porciones, el mayor consumo de gaseosas y bebidas azucaradas, así como la publicidad engañosa dirigida a niños y la oferta de comida rápida con “obsequios o juguetes”  para los niños; esto sumado a la disminución del gasto calórico por el cambio del estilo de vida (sedentarismo), determinaron que la obesidad sea una verdadera epidemia que afecta a la población infantil.

En algunas sociedades, ciertas pautas culturales muy arraigadas, como la creencia generalizada de que un bebé gordo es un bebé sano, pueden alentar a las familias a sobrealimentar a sus niños.

El mundo, cada vez más urbanizado y digitalizado, ofrece menos posibilidades para la actividad física a través de juegos saludables. Además, el sobrepeso o la obesidad reducen las oportunidades de los niños para participar en actividades físicas grupales. Consiguientemente, se vuelven menos activos físicamente, lo que los predispone a tener cada vez más sobrepeso.

La obesidad es prevenible

La buena noticia es que el sobrepeso y la obesidad son en gran medida prevenibles. Los entornos, las escuelas, las familias y las comunidades son fundamentales, pues condicionan las decisiones de los padres y los niños, y pueden hacer que los alimentos más saludables y la actividad física regular sean la opción más sencilla (accesible, disponible y asequible), previniendo, así, la obesidad.

Para prevenir obesidad infantil, OMS recomienda

En lactantes y niños pequeños:

  • El inicio inmediato de la lactancia materna durante la primera hora de vida;
  • La lactancia exclusivamente materna durante los seis primeros meses de vida;
  • La introducción de alimentos (sólidos) complementarios nutricionalmente adecuados e inocuos a los 6 meses, manteniendo al mismo tiempo la lactancia materna hasta los 2 años o más.

Los alimentos complementarios deben ser ricos en nutrientes y deben tomarse en cantidades adecuadas. A los 6 meses, deben introducirse en pequeñas cantidades, que aumentarán gradualmente a medida que el niño crezca.

Los niños pequeños han de tener una alimentación variada que incluya alimentos como la carne, las aves, el pescado o los huevos, que deben tomar tan a menudo como sea posible.

La comida del niño puede prepararse especialmente para él o bien a partir de los alimentos que se preparen para la familia, con algunas modificaciones. Deben evitarse alimentos complementarios ricos en grasas, azúcar y sal.

En niños en edad escolar y adolescentes:

  • Limitar la ingesta energética procedente de grasas y azúcares;
  • Aumentar el consumo de frutas y verduras (5 porciones al día), así como de legumbres, cereales integrales y frutos secos;
  • Realizar actividad física con regularidad, unos 60 minutos al día.
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